Vicky Dávila, Directora de Revista Semana

La entrevista es hoy un clásico del internet. Cuando Hassan Nassar, entonces consejero de comunicaciones de Iván Duque, acusa a Vicky Dávila de hipócrita, la entrevista al aire termina en una retahíla de insultos: “tipejo”, “peludo”, “archibaldo”. La táctica de atacar para defenderse de críticas y cuestionamientos se ha convertido en un patrón de Semana y de Dávila, su directora, desde que el dueño pasó a ser Gabriel Gilinski. 

El cambio rompió los moldes del periodismo tradicional colombiano, donde las controversias públicas entre sus figuras visibles eran inexistentes. Con Dávila se acentuó el fenómeno internacional del periodismo más personalizado y polarizado. 

En ese contexto, Semana ha sido objeto de examen por hacer un periodismo al servicio de sus dueños, el grupo de banqueros Gilinski, durante la toma hostil del GEA. Y sus respuestas han sido personales y punzantes, en una manera que intimida. Últimamente, las críticas a Dávila se han acentuado, por su posición ambigua entre periodista y aspirante presidencial. Por eso, el patrón de atacar para defenderse también se ha vuelto cada vez más frecuente y toma más relevancia si eventualmente decide probar su suerte en la política.  

“No son peleas, son principios”, le dice Vicky Dávila a La Silla Vacía, en un mensaje en el que pide publicar “no unos apartes. Por favor TODO y en bloque”. 

Estos son los seis ejemplos más claros de que el ataque es la mejor defensa de Vicky en Semana: 

1. Vicky vs. Camila Zuluaga: “La envidia es admiración oculta”

Camila Zuluaga, periodista de Blu Radio y de Noticias Caracol, ha sido una de las periodistas más vocales en pedirle a Dávila que aclare la ambigüedad alrededor de una posible candidatura presidencial suya.  

Después de un discurso de Dávila en Asobancaria, que vino acompañado con un video y duras críticas al gobierno Petro, Zuluaga opinó en radio que lo que expuso Vicky había sido “muy fuerte, y muchos consideraron ofensivo en medio de esa convención, porque no era el escenario para hacerlo”. Zuluaga agregó que otro gobierno habría “bajado” de la convención a todos los ministros y al presidente, que sí asistió, en un gesto de apertura al debate. 

Sobre la posición ambigua de Dávila, Zuluaga agregó: “Yo se lo he preguntado, y a mí me respondió que no es candidata, pero entiendo lo que expresan personas, que su lenguaje es ambivalente”.

El segmento se publicó luego en Youtube con el titular: “Que la periodista Vicky Dávila diga si va a ser candidata”. Dávila reaccionó de inmediato. “La envidia es admiración oculta. (…) A diferencia de otros periodistas, no acepté recibir un solo peso por mi intervención en Asobancaria. (…) Camila, ¿a usted cuánto le pagaron por su libro en Asobancaria? ¿Eso la deja ser una periodista libre?”. Zuluaga había sido moderadora de un panel del congreso y escribió un libro sobre mujeres en el sector e hizo un podcast con el gremio, productos en los que la financiación del gremio era pública, aunque no la cuantía, que Zuluaga aún se reserva. 

Dávila no paró ahí. Lanzó seis trinos señalando el supuesto conflicto de Zuluaga, incluyendo un sondeo con la pregunta: “¿Usted cree que Camila Zuluaga, por respeto a su audiencia, debería contarles la verdad a sus oyentes sobre los cientos de millones de pesos que recibe de Asobancaria?”. Más de 30 mil personas la contestaron. 

Según le dijo Dávila a La Silla, no está de acuerdo con que periodistas reciban plata de “intereses particulares, como en el caso de Camila Zuluaga, y que no le cuenten a su audiencia”. Pero Zuluaga afirma que “siempre he develado en mi trabajo cuáles han sido mis conflictos de interés. En el caso de Asobancaria, fuimos el único medio que criticó las decisiones de ese gremio de darle una plataforma política a Dávila”.  

2. Vicky vs. María Jimena: “coctelera y defensora impúdica de Petro”

En febrero de 2024 la revista Cambio publicó un artículo de María Jimena Duzán en su portada: “Vicky Dávila: de periodista a candidata”. Duzán afirmaba, tras un intercambio en Twitter entre Dávila y Claudia López, que “la verdadera tigresa de la derecha se llama Vicky Dávila. Se quitó la careta y, aunque no lo ha dicho, va por la Casa de Nariño”. 

El mismo día, Dávila lanzó su ataque defensivo: “La activista de extrema izquierda María Jimena Duzán se ha camuflado por años en el periodismo, lagarto eso sí. Ella sí ha sido funcionaria de gobierno, fue cónsul, yo jamás”. 

El mensaje detalla cómo Duzán apoyó la candidatura de Petro, fue su negociadora con el ELN, y aduce que está aliada con la exalcaldesa López y el presidente Petro: “Este es solo otro intento inútil para sacarme de Semana y tratar de frenar y desvirtuar las investigaciones contra la campaña de Petro por posible financiación ilegal”, afirma en otro de 6 trinos que le dedicó ese día.

3. Vicky vs. Cecilia Orozco: “mujer triste con el alma retorcida” 

El 8 de agosto de 2023, la periodista Cecilia Orozco le dedicó su columna en El Espectador a la relación que calificó de “sociedad” entre la revista Semana y la Fiscalía de Barbosa. 

Con un recuento de varias chivas publicadas en la Semana de Vicky – desde los llamados “petrovideos” hasta el polígrafo a la niñera de Laura Sarabia-, señaló a la revista como “el brazo armado mediático de la Fiscalía” y “el operador político de Barbosa”. Y concluyó que “la complicidad del componente investigador” explica tantas exclusivas y revelaciones. 

Un mes después, el 9 de septiembre de 2023, el general retirado y exvice de Defensa de Petro, Ricardo Díaz, que ya había sido fuente de una denuncia de corrupción de Semana, mencionó a Cecilia Orozco en una entrevista en Semana en un segmento en el que Vicky le pregunta por el “episodio de Odebrecht”. 

El general responde a esa pregunta de Vicky explicando que el ministro Iván Velásquez tiene una corporación llamada Justicia y Democracia que, según él, tiene la “particularidad” de que sus socios fueron abogados de Odebrecht en el proceso contra esa empresa en Guatemala.  

Además, dice Díaz, que esa corporación está muy interesada en asesorar el proceso para sacar a la Policía del Ministerio de Defensa. 

Cuando el general (r) menciona a los socios de la corporación Vicky le pregunta: 

– ¿Son los únicos socios? 

– Ahí también está la señora… Cecilia Orozco, que creo que es una periodista, una directora de un medio. 

– ¿Pero son socios?, ¿se les puede decir socios?

– Claro. 

– Cecilia Orozco ha dicho que no es socia. 

– Hay un documento oficial que te puedo enviar.

YouTube video

En la entrevista nunca queda claro qué tiene que ver Orozco con Odebrecht, pero sí que Dávila sabía que Cecilia Orozco tenía relación con la corporación antes de preguntarle en vivo al general si, además de los abogados de Odebrecht, había más socios. 

En su siguiente columna, Orozco anunció que demandaría al general, a Dávila y a Semana por daños y perjuicios. Vicky respondió con un trino en el que cierra insinuando que Orozco miente cuando dice que es una organización sin ánimo de lucro porque tiene financiadores nacionales e internacionales. Algo que todas las organizaciones sin ánimo de lucro tienen.  

Ese intercambio terminó con Orozco diciéndole a Dávila que es “una tontica sin formación” y con Dávila respondiéndole que “es una mujer triste con el alma retorcida”.

Dávila le dijo a La Silla: “Cecilia Orozco, es quien me ha atacado permanentemente. Ella se molestó porque Semana publicó una entrevista en la que él (el general Díaz) dijo que ella había sido socia fundadora de una corporación con el actual ministro de Defensa Iván Velásquez, quien luego reconoció que era así.”

4. Vicky vs. Coronell: “¿instrumento del GEA?”

Luego de la salida de Coronell y la entrada de Dávila a Semana, los choques entre estos dos periodistas y viejos amigos son tendencia cada par de meses. 

Disputan quién sacó primero una exclusiva, Coronell le dice mentirosa a Vicky y Vicky le responde que es el informador oficial de Palacio y que en cada entrevista con Petro saca a “su gatito de sala”

Pero fue en medio de las OPAs (Operaciones Públicas de Adquisición) de los Gilinski para comprar Nutresa, Grupo Argos y Grupo Sura, empresas del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), que el choque pasó de los trinos a los artículos. 

El 12 de junio de 2022, Coronell sacó la columna “Mingilinski” en Los Danieles con la tesis de que la Superintendencia Financiera de Iván Duque les ayudó a los Gilinski con sus OPAs a cambio de un cubrimiento favorable de Semana a ese gobierno. En general, la columna hablaba de cómo los dueños de la revista la usan para influir en política y abrirles camino a sus negocios. 

Ese mismo día Semana tituló preguntándose: “¿Daniel Coronell, instrumento de administradores de un GEA arrinconado?”. “Es importante mencionar que Coronell fue despedido de SEMANA y, a través de sus compañías, recibe dineros del GEA. Recursos de los accionistas”, dice el artículo sin mostrar ninguna evidencia. 

Coronell le dijo a La Silla: “Nunca he estado relacionado con ventas de publicidad en ninguno de los medios en los que he trabajado. Siempre he exigido una clara separación entre ventas y contenido”. 

El 22 de noviembre de 2022, Semana publicó: “La llave entre Gonzalo Pérez, presidente del Grupo Sura y Daniel Coronell”. “Es de público conocimiento que el Grupo Sura les paga pauta a las compañías de comunicaciones de Daniel Coronell y que las cifras son astronómicas”.  

El artículo, de nuevo, no presenta evidencia y, aunque promete revelar la llave entre el presidente de Sura y Coronell, solo menciona ahí al periodista. Se centra en explicar por qué “el GEA estaría actuando como grupo de manera ilegal a costa de miles de accionistas” y cierra mandando un mensaje: “Es hora de que alguien entre y cree valor para los accionistas”. 

Esa mañana del 22 de noviembre, el Reporte Coronell reveló que un funcionario de la Supersociedades, que actuaba como juez en un pleito clave para la OPA de los Gilinski, había trabajado en la firma de abogados que representa a Jaime Gilinski. 

Sobre Coronell, Dávila le dijo a La Silla: “Me ha atacado en múltiples ocasiones, simplemente se volvió, a mi juicio, el periodista oficial de Petro. Una diferencia ética y filosófica con él y no personal”. 

5. Semana vs. La Silla: “salió en defensa de sus financiadores”

El 19 de diciembre de 2022, La Silla publicó una nota titulada “Semana, el policía malo de los Gilinski en las ofertas por Sura y Nutresa”. El reportaje se construyó “después de revisar 70 artículos publicados por Semana.com en las últimas seis semanas”. Concluyó que había un “sesgo que resalta los argumentos de los dueños del medio frente a los de su contraparte”.

Además, “fuentes de la redacción le contaron a La Silla que, en efecto, algunos artículos tienen como origen información que el dueño de Semana, Gabriel Gilinski, ha entregado a periodistas. Dijeron que en ningún caso ha habido una prohibición o una restricción explícita de publicar un artículo favorable a las empresas del GEA”. 

La respuesta desde Semana se demoró pocas horas. En la sección de confidenciales de la revista se publicó un artículo titulado: “Pauta de Sura y Bancolombia representan 36,7 % de la utilidad de La Silla Vacía” (sic). El artículo afirma que La Silla “salió en defensa de sus financiadores” y le reclama a La Silla que “parece minimizar la caída de la acción de Argos desde que su junta directiva tomó una serie de decisiones”, entre otros señalamientos similares. 

Según Dávila, se publicó así porque “La Silla Vacía omitió en sus artículos que cerca del 40% de las utilidades de La Silla Vacía provenían del dinero del antiguo GEA. Me pareció importante, por equilibrio informativo, que la gente lo supiera”. 

Esto no es cierto. Una nota al pie de la nota sí mencionó desde su publicación que el medio recibe recursos de las dos empresas. Además, las utilidades no vienen de los ingresos de una sola empresa, sino que son el resultado de todos los ingresos de La Silla, de los cuales los recursos de Sura y Bancolombia solo representaron un 3,3%, 112 millones de pesos en 2021. 

Semana tomó las cuentas que La Silla Vacía hace públicas a sus lectores sobre los balances de 2021, cuando las utilidades antes de impuestos de la empresa fueron de $40 millones (o $10 millones después de impuestos). Es decir que el porcentaje que Semana saca ni siquiera está bien calculado, y en el extraño cálculo de la revista que dirige Dávila habría sido mucho mayor. 

6. Vicky vs. Héctor Abad: “el ladrón juzga por su condición”

El 5 de julio de 2020, el escritor Héctor Abad Faciolince respondió en su columna del domingo en El Espectador a una historia de Semana que advierte sobre las finanzas de ese periódico. En ella dice que cuando el nuevo dueño de Semana, Gabriel Gilinski, tiene rabia con un medio dice que sus acciones no valen nada.

“Manda a su Vickita a que abra la página de su revista/banco con una noticia inventada por él mismo: que El Espectador está insolvente, en la ruina, que ya no circula y que se va a volver a ser un mísero semanal como Semana”, dice Faciolince.  

Cinco días después, en su columna en Semana, Dávila le respondió: “Héctor, usted ha sido un privilegiado y un consentido del establecimiento. Pero yo no quiero ofenderlo como usted lo hizo conmigo”. Justo después dice: “Sin embargo, es la verdad” y renglones abajo: 

“No quiero pensar que su rabia sin razón contra mí tiene orígenes en su defensa almibarada a Juan Manuel Santos, a quien en 2016 llamó personaje del año (…) ¿Pero usted ha cuestionado a Santos por la financiación de sus campañas y Odebrecht? (…) Imagino que muchos whiskies que han compartido en Anapoima se lo impiden”. 

Ñapa: El ataque preventivo

Antes de publicar esta nota, Dávila publicó las respuestas que le envió a La Silla Vacía, en su Twitter: “para que no tergiversen les voy a contar lo que les respondí por escrito”. En el trino está, en bloque, la réplica de Dávila: 

Nota: Bancolombia y Grupo Sura son aliados de La Silla Vacía en el proyecto Un Acuerdo para el Futuro.

Desde el 2021 soy el editor general de La Silla Vacía. Estudié filosofía en la Universidad Nacional, luego hice una especialización en periodismo en Los Andes y una maestría en comunicación en la Universidad de Georgetown. He trabajado en TV, radio y prensa.

Soy la editora creativa de La Silla Vacía. Estudié Antropología e Historia del Arte en la Universidad de los Andes. Antes de llegar al periodismo, trabajé en organizaciones de derechos humanos y con víctimas del conflicto armado. Gané el Premio Gabo de periodismo en la categoría de innovación...