Reunión de Petro y Mulino. Foto: Cancillería.

“Con las tres coyunturas políticas, nos tenemos que preparar como si fuéramos a hacer un mundial de fútbol en el municipio”, dice Carlos Rojas, el secretario de Turismo y Desarrollo Económico de Necoclí, Antioquia, ante el tamaño del evento migratorio que sienten por venir. 

El municipio del Urabá que es el cruce de caminos de la migración por el Tapón del Darién tiene un ojo puesto en tres coyunturas internacionales: el inicio del gobierno de José Raúl Mulino en Panamá, las elecciones en Venezuela del 28 de julio y las de Estados Unidos, en noviembre. 

“Se espera que este año pueda haber una alerta roja de flujos migratorios”, cuenta el secretario. “Necoclí se convierte en un cuello de botella”, agrega. 

A través del municipio de 70 mil habitantes han pasado hacia Panamá 170 mil migrantes en lo que va del 2024. La mezcla de las tres coyunturas internacionales podría generar mayor flujo migratorio y represamientos en el Urabá, por un endurecimiento del tránsito que ya empezó en Panamá bajo el nuevo gobierno de Mulino.

No es solo un asunto de ese municipio, sino un tema que el gobierno nacional tendría que dejar en la mira a lo largo del año. El fenómeno migratorio le pega especialmente a Gustavo Petro, quien ha obstaculizado la regularización e integración de migrantes por el acercamiento al régimen de Nicolás Maduro.

Las elecciones venezolanas y Maduro

“Se nota que estará difícil el negocio”, dice el comerciante de artículos de motos, sentado en una silla plástica en su local ubicado en San Antonio del Táchira, a menos de dos kilómetros del puente internacional Simón Bolivar, que separa Colombia y Venezuela. 

A las 11 de la mañana y con 32 grados de temperatura, se enfrenta a las tres horas de corte de energía. Los recortes suceden a diario, a veces por medio día. “Cada día es más complicado aquí”, dice el comerciante, que pide no publicar su nombre porque ha participado en campañas de la oposición a Maduro. “Yo he pensado en pasar el Darién”. Cuenta que su hijo de 18 años ya está en Estados Unidos, después de haber cruzado uno de los pasos migratorios más peligrosos del mundo.

Desde 2021, los venezolanos se han convertido en la principal nacionalidad que cruza el Darién, según datos de Migración Panamá. La cifra pasó de 69 migrantes en 2020 a un pico de más de 328 mil que atravesaron esa frontera en 2023. 

El aumento de migrantes de Venezuela en el Darién se suman a haitianos, ecuatorianos o chinos que llevaron a un pico de migrantes que cruzan esa frontera. De un total de 6 mil migrantes en 2020, a más de 133 mil en 2021 —con una mayoría haitiana—, a más de 238 mil en 2022, de mayoría venezolana que se mantiene en el paso del Darién. 

Como el comerciante de San Antonio, cerca de 1 millón de venezolanos considera salir de ese país si Maduro se queda en la Presidencia en las elecciones del 28 de julio. 

Para Ligia Bolívar, investigadora de la Universidad Católica Andrés Bello, en Caracas, lo que más frustra a los venezolanos es la “falta de alternabilidad”. “Ya se ha probado lo que significa el gobierno de Maduro, durante 10 años, con una emergencia humanitaria, represión, mal manejo de recursos, corrupción, etc. y la gente está agotada de eso”, dice. 

Según datos de la encuesta Delphos de abril, alrededor de 45% de la población consultada piensa en salir de ese país. El sondeo también reveló que el 47% de los encuestados cambiarían de opinión sobre emigrar si la oposición gana las presidenciales. 

Fernando García, director de Migración Colombia, reconoció ante el Congreso que “debemos esperar una gran afluencia de migrantes venezolanos” si Maduro se declara ganador de las presidenciales. Pese a que el gobierno Petro se ha montado en narrativas chavistas que niegan las dimensiones de la migración

Panamá empezó a cerrar el Darién

“Buenas noches, ¿alguien sabe qué está pasando en la selva?”. “Llevo tres días en Acandí y no nos dejan pasar“.“Están cerrando la selva, no se dejen estafar”. “Ojo, están alambrando la selva”. Mensajes como estos empezaron a llenar los grupos de Facebook, en los que los migrantes buscan servicios de guianza a través del Darién, desde el 1 de julio. 

El 2 de julio, solo un día después de su posesión, el presidente panameño Mulino firmó un memorando de entendimiento con el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas. En el documento, queda en firme un compromiso del Departamento de Seguridad Nacional para pagar la deportación de migrantes que lleguen a Panamá a través del Darién.

Era un resultado previsible desde la campaña, cuando el entonces candidato Mulino empezó a hablar sobre cerrar el paso. “Panamá no será más un país de tránsito para los ilegales. No permitiré complicidades locales. A nuestras fuerzas de seguridad les pido aplicar la ley como corresponde”, dijo el presidente en su posesión.

La estrategia también está aterrizando con una securitización de temas migratorios en el gabinete. Por un lado, está Frank Abrego, exdirector del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), será ministro de Seguridad. A Migración Panamá llega Roger Mojica, oficial de policía. Y Jorge Luis Gobea, policía con cursos de seguridad contra terrorismo y amenazas en Colombia, Israel, Alemania y Estados Unidos, estará en el Servicio de Fronteras.

En el Darién panameño empiezan a percibir una mayor presencia militar, según dos fuentes en la frontera, que piden la reserva de sus nombres por seguridad. Entre las denuncias que hacen migrantes en Facebook empezaron a subir videos de cómo las fuerzas militares cerraron tres de los principales pasos que salen de Capurganá y Acandí hacia Panamá con alambre de púas.

YouTube video

Además del represamiento, el riesgo de esa mano dura del lado panameño es que el negocio del lado colombiano que está controlado por el Clan del Golfo crezca. El grupo criminal más grande de Colombia ha hecho de la migración su segunda fuente de ingresos. Cada migrante paga entre 300 y 800 dólares por su cruce, de los cuales una porción de entre 75 y 100 llega a manos del Clan. 

Por la dureza de las nuevas medidas, las rutas del Clan, cada vez más peligrosas, se van a cotizar. “La caída de la coca les demostró a que la migración es un negocio que pueden controlar precios e ingresos. Por eso, no dejarán que se lo acaben tan fácilmente”, dice una de las fuentes de la frontera. 

Eso significa que los problemas que ya enfrenta Necoclí se trasladen a otros lugares de Colombia. Las nuevas rutas empezaron a llegar a Facebook, con mapas ilustrativos, de opciones “sin selva”, para llegar a Estados Unidos. Según consultó La Silla con uno de los hombres que ofrece el servicio, hay dos opciones. 

Por un lado, una ruta que sale de Buenaventura en lancha o de Medellín, en avioneta, hasta Juradó, Chocó. Luego en una lancha se llega hasta Panamá, un recorrido de más de 24 horas. Esta ruta cuesta 1.200 dólares para una persona sin pasaporte. Por otro, una ruta que va de Medellín hasta San Andrés en avión, de ahí a Nicaragua en lancha y acaba en Tapachula, México, en la frontera con Guatemala. Esta ruta cuesta 2.800 dólares. 

En Panamá, según dos fuentes diplomáticas, consideran que Colombia no ha hecho suficiente para controlar el flujo migratorio a través del Darién, lo que ya ha generado roces diplomáticos entre los dos gobiernos. 

Además, los panameños consideran que no se ha hablado del impacto de la migración de ese lado de la frontera. Según una fuente, la entrada de dólares en manos del Clan ha generado una dependencia de los grupos indígenas que viven en el Darién de esos dólares que llegan de la migración. “El Clan no está de nuestro lado de la frontera, pero esa plata que llega sí es investigada por las autoridades aquí y los que se meten en problemas son poblaciones vulnerables de indígenas”, dice. 

Precisamente, esas poblaciones y la seguridad en la frontera fueron uno de los temas que tocaron Petro y Mulino en su primera reunión bilateral. Acordaron “mejorar las condiciones del paso del Darién” y reunirse con Estados Unidos en el mecanismo tripartito. 

“La reunión salió mejor de lo que esperábamos, porque sabíamos que el tema del Darién genera tensiones”, contó una fuente diplomática sobre la reunión. 

Según agrega, una de las dificultades para alcanzar ese control migratorio que está exigiendo Panamá es que, dentro de la institucionalidad colombiana, hay dos versiones sobre qué hacer con los flujos de migrantes. 

Por un lado, el de Cancillería, que le apuesta más a un control migratorio estricto en Norte de Santander y el Puente de Rumichacha, y en Nariño, los dos puntos por los que entran migrantes desde Venezuela, Ecuador, China y países africanos en camino al Darién. Por otro, la versión de Migración Colombia, que tiene una opinión más laxa y aboga por el paso migratorio de las personas, sin mucho control ni vigilancia.

A pesar de la cordialidad entre los mandatarios Petro y Mulino, la tensión diplomática se mantiene. “Tenemos un gobierno progresista, de izquierda en Colombia, que es más laissez faire con el tema migratorio y otro en Panamá que es de derecha y estricto con esos asuntos”, dice Elías Andrés Cornejo, coordinador de la fundación panameña Fe y Alegría. 

Al sancocho diplomático también entró Estados Unidos como destino de los migrantes. “Son tres agendas muy diferentes, la norteamericana quiere que retengan la mayor cantidad posible de migrantes; Colombia quiere permitir la sostenibilidad de la gente en movimiento. Y Panamá se ve como un país de tránsito”, agrega Cornejo. 

El gran tema de las presidenciales gringas

“¿Por qué Estados Unidos? Porque mi tía que llegó allá hace no más un año ya tiene casa y carro, mire le muestro las fotos que me manda”, dice Yolima, mientras camina las calles de Necoclí. Le faltan un repelente y un bloqueador para cruzar la selva.

Tiene 22 años y salió de Barquisimeto, en Venezuela, hace tres años que ha pasado Medellín, trabajando en una peluquería. Desde que su tía cruzó el Darién lleva pensando en seguir sus pasos. En su celular guarda las fotos de su tía. Dice que está en Houston, Texas, donde vive indocumentada el sueño americano.

De los migrantes que cruzan el Darién y continúan hacia Estados Unidos, según cifras del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, hay más de 38 mil detenidos en la frontera entre México y Estados Unidos. De esas, el 62% no tiene ningún tipo de antecedentes. Es decir, terminaron detenidos solo por haber pasado indocumentados. 

“La migración es el tema de campaña en las elecciones presidenciales de noviembre”, explica Ana Gimena Sánchez, directora regional para los Andes de la Oficina de Washington para América Latina (Wola). “Estados Unidos quiere que los países de Latinoamérica detenga el flujo de migrantes que llegan hacia su frontera”, agrega. 

Como parte de ese esfuerzos, lanzaron las oficinas de movilidad segura, como se llaman los centros de atención en los que los migrantes pueden pedir su visa o asilo para Estados Unidos. Estas arrancaron en junio del año pasado en Costa Rica, Guatemala y Colombia. 

Pero el proceso para tramitar la visa en estas oficinas se demora entre 1 y 2 años. Hasta ahora, hay 2.000 venezolanos, cubanos y haitianos que han acabado el proceso, pero todavía no se han ido a Estados Unidos. En total, más de 20.000 personas están a la espera de que su trámite avance. 

“Es un tema más demorado, quienes pasan por el Darién no tienen el tiempo para esperar el proceso en esas oficinas”, cuenta un funcionario del gobierno, quien ha conversado con las autoridades gringas. 

El afán de las 170 mil personas que han cruzado el Darién en lo que va de 2024 es llegar a EE.UU. antes de enero del 2025, cuando se posesionará el siguiente presidente. Los dos candidatos que luchan por llegar a la Casa Blanca, el demócrata Joe Biden y el republicano Donald Trump, tienen un discurso contra la migración. 

Particularmente, Trump —que en las elecciones pasadas se eligió con la promesa de construir un muro en la frontera— ha endurecido su narrativa antimigración. Propone una “Operación Espaldas Mojadas”, para deportar a quienes lleguen a la frontera e, incluso, habla de una Liga de Boxeo de migrantes porque son “duros” y “malos”.  

Según el ponderador de encuestas gringas, FiveThirtyEight, la victoria podría ser de cualquiera de los dos candidatos. El ponderado de Trump es de 42%,mientras que el de Biden es de 40%, a cinco meses de la elección. Pero la confianza en Biden ha caído después de un mal desempeño en el primer debate entre los dos candidatos. 

A 4.000 kilómetros de la frontera, Necoclí empieza a preparase para el escenario más complejo: que Mulino cierre el paso, Maduro se declare ganador en Venezuela y Trump llegue a la Casa Blanca. Por ahora, el gobierno colombiano solo ha lanzado apuestas orientadas a mejorar la seguridad del Darién y aun no es claro cómo enfrentarán el posible represamiento. 

Cubro al gobierno de Carlos Fernando Galán en Bogotá. Empecé como periodista del En Vivo y escribiendo sobre política exterior, la relación con Venezuela y migración. Soy politóloga e historiadora de la Universidad de los Andes. Escríbame a mrestrepo@lasillavacia.com