Gisela Cujar.
Gisela Cujar.

Los países desarrollados hoy enfrentan nuevos retos en cuanto a su composición demográfica por el desplazamiento de miles de personas desde sus territorios. La búsqueda de seguridad, oportunidades laborales, huir de la barbarie de la guerra o de los gobiernos opresores están entre las principales razones del periplo que emprende los desplazados y refugiados en el mundo. Pero al transitar por los diferentes caminos para llegar a su destino final se encuentran con desafíos inesperados que en muchas ocasiones los llevan a perder un poco de su cultura y costumbres.

En particular, el Pacífico colombiano ha padecido históricamente el desplazamiento de sus habitantes. En los años 60, 70 y 80, ya se oía hablar de los polizones, personas que aprovechaban el tránsito de los buques de carga por puertos como el de Turbo, Buenaventura y Tumaco, solo con el ánimo de huir de la pobreza y el abandono estatal, aún a veces sin un rumbo cierto. Dejaban atrás el territorio donde nacieron y con él, su historia y costumbres. En aquellos tiempos no se sabía, a ciencia cierta, el número de personas que lograron llegar a sus destinos, pues muchos de ellos perdían sus vidas en medio de la travesía.

Actualmente, es más fácil hablar de las cifras de desplazados y refugiados en el mundo. En lo que concierne al fenómeno del desplazamiento en Colombia, según la Unidad para las Víctimas, en su informe de desplazamiento semestral en 2023, 29% de las víctimas se desplazaron de cinco municipios, todos pertenecientes a la región Pacífica. Dentro de lo cuales se encuentran Buenaventura, Tumaco, Argelia y Roberto Payán.

Las cifras son alarmantes si se considera que estos municipios demográficamente son pequeños. Buenaventura, por ejemplo, presenta 5.572 víctimas de desplazamiento individual, el 78% de estos desplazados son intramunicipales. Así pues, Buenaventura se convierte en el municipio con el mayor número de desplazados en el país seguido de Tumaco, donde se presentan 3.043 víctimas de desplazamiento individual. Estos dos municipios anclados en el Pacífico colombiano suman el 18,6% del total de los desplazamientos individuales, según el informe presentado en 2023.

En cuanto al origen étnico de las personas en desplazamiento, la mayor proporción en los datos desagregados muestran los siguientes resultados hasta el año pasado: negro y/o afrocolombiano (26,9%), indígena (7,5%), palenquero (0,1%), raizal del archipiélago de San Andrés y Providencia (0,1%) y gitano(a)/rom (0,05%). Siendo los negros o afrocolombianos el grupo más significativo que sufren el desplazamiento forzado.

Como si fuera poco, son precisamente las mujeres negras quienes más padecen esta problemática. El número de mujeres afrocolombianas en 2023, a corte del primer semestre, asciende a 8.042 según este informe. A propósito de este preocupante panorama, a nivel mundial organismos como la ONU, a través del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), asegura que la mitad de los refugiados y desplazados internos del mundo son mujeres y niñas, que experimentan de manera desproporcionada el desplazamiento forzado, así como también el informe “Dimensiones de género del desplazamiento forzado“, del Banco Mundial, presenta hallazgos clave basados en el Índice de Mujeres, Paz y Seguridad que muestran cómo las mujeres desplazadas se encuentran peor que las mujeres de acogida en los ámbitos de “inclusión, justicia y seguridad”.

¿Qué se queda en el territorio y que se va con las personas que emprenden la travesía del desplazamiento? La cultura y costumbres sufren una fractura muy grande en las víctimas de desplazamiento, los retos que enfrentan en la conservación de sus costumbres en nuevos entornos se convierten en todo un desafío. Las mujeres en los pueblos afrodescendientes son cuidadoras, del territorio, tejedoras de saberes, preservadores de las prácticas ancestrales, articuladoras sociales, lideresas naturales, así pues, el territorio también sufre una pérdida irreparable con estos desplazamientos.

El pasado 20 de junio, al conmemorar el día mundial del refugiado, algunas organizaciones sociales, educativas y culturales a nivel mundial realizaron múltiples esfuerzos para registrar el impacto de género del desplazamiento forzado en las niñas y mujeres en todo el planeta. Este artículo es solo un esfuerzo más, en la misma dirección y un llamado a los líderes mundiales de su compromiso y responsabilidad con la población migrante, la cual enfrenta numerosos desafíos.

Magister en Gerencia para la Innovación Social con experiencia en proyectos comunitarios, especial interés en proyectos con enfoque diferencial, cooperación internacional y políticas públicas. Comunicadora social – periodista con experiencia en diagnóstico de problemas de comunicación. Proyección...