Colombia lidera el proceso de regularización de la diáspora venezolana al cumplirse el tercer año del Estatuto Temporal de Protección de Migrantes Venezolanos (Etpv), la migración más grande del mundo, con 7.774.494 personas en condición de movilidad humana. Sin embargo, mientras la salida de venezolanos se disparó en 2023, en Colombia se presenta una disminución, la primera desde la pandemia. La búsqueda del sueño americano por la ruta del Darién desafía el proceso de integración migratoria de Colombia.

La migración venezolana es la más grande, pero no la de más interés en el actual contexto internacional. La diáspora venezolana llega a los 7.774.494 migrantes que han salido en los últimos años, siendo paradójicamente el 2023 el año de mayor salida y el de menor respuesta. Se estima que el año pasado salieron 1.589.106 personas, el 20,58% del total del éxodo. Mientras que las estrategias de contención migratoria, y no las de integración, se imponen en la región, promovidas desde los Estados Unidos, donde el tema migratorio se inscribe como eje central de la campaña presidencial.

Al cumplirse los primeros tres años del Etpv, los resultados de la denominada respuesta colombiana son destacables. Según datos de la autoridad migratoria, el 71,20% de los migrantes venezolanos en Colombia ha sido regularizado con el Permiso por Protección Temporal (PPT), documento de identidad que se expide al culminar el proceso de regularización del Estatuto. Actualmente, a 2.026.011 ciudadanos venezolanos se les ha aprobado PPT y 1.945.132 ya lo tienen en su mano; un resultado excepcional a nivel global y el más importante en la región.

El 96,52% de los venezolanos que se acogió al Etpv lo hizo en el primer año, de hecho, el 27,13% realizó el Registro Único de Migrantes Venezolanos (Rumv) y la Encuesta de Caracterización Socioeconómica en el primer mes de implementación, mayo de 2021. Lo que demuestra que más allá del éxito que puede representar para las autoridades la política de regularización, fue el deseo de la población en condición de movilidad humana la que impulsó los resultados que hoy son motivo de admiración.

Si el proceso es acumulativo y en el primer año se acogieron a la medida migrantes regulares e irregulares que ingresaron a Colombia antes del 31 de enero de 2021. Se sumaron entre mayo de 2022 y noviembre de 2023 71.621 personas, entre los que ingresaron regularmente al país y los niños, niñas y adolescentes (NNA). De hecho, 8.921 NNA se han acogido a la medida entre diciembre de 2023 y abril de 2024, para quienes continúa abierto el proceso durante la vigencia del Estatuto. Esto demuestra que persiste el deseo de la población venezolana por regularizarse.

Llama la atención que mientras la migración venezolana se disparó en 2023, según los datos del R4V para la región, en Colombia, por el contrario, se viene presentando una disminución. Entre 2022 y 2023, los datos de Migración Colombia reflejan una caída del 1,12%, a lo que habría que adicionar otro 0,67% en los dos primeros meses del 2024. En otras palabras, según la información de la autoridad migratoria, 51.090 venezolanos han abandonado Colombia.

Una posible explicación es el aumento de la migración venezolana que atraviesa la selva del Darién. Para las autoridades panameñas en lo que va de 2024, del 1 de enero al 22 de mayo, 158.747 personas han tomado dicha ruta en dirección a los Estados Unidos, de ellos 101.935, el 64,21% son venezolanos. Según las investigaciones de Human Rights Watch, la mitad de los venezolanos que toman esta ruta provienen de terceros países en los que falló su proceso de integración.

Al cumplirse tres años del Estatuto surgen algunas preguntas: ¿cuántos de los venezolanos que han salido de Colombia tomaron la ruta del Darién? ¿y si es así, cuántos de ellos ya estaban regularizados? ¿qué está pasando con la política de integración migratoria cuando es mejor arriesgar la vida en la selva?

La presentación de la Bitácora Migratoria aquí.

El reporte de la Bitácora Migratoria aquí.

Es investigador y vocero del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario donde también dirige el podcast "Esto no es una frontera, es un río". Estudió relaciones internacionales y ciencia política en la Universidad del Rosario y una maestría en ciencia política en la Universidad de...