Juan Camilo Pardo Niño
Juan Camilo Pardo Niño

Jorge Luis Borges una vez dijo: “El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el modo imperativo”.

La magia de leer abarca la maravillosa capacidad de los libros para transportarnos a mundos imaginarios, enseñarnos nuevas perspectivas, y enriquecer nuestras vidas de innumerables maneras. Leer no solo es una fuente de entretenimiento, sino también una herramienta poderosa para el aprendizaje y el desarrollo personal.

Los libros nos permiten viajar a lugares lejanos, explorar culturas diferentes y vivir aventuras extraordinarias, todo sin salir de nuestro hogar y movernos de nuestro sofá.

Esto sin lugar a dudas despierta la imaginación, nos permite visualizar mundos y personajes únicos, además de inspirar nuestras propias creaciones, ya sea en la escritura, el arte, o cualquier otra forma de expresión.

Los libros son una fuente inagotable de conocimiento sobre una gran variedad de temas, desde ciencia y filosofía, hasta historia y autoayuda. Esto sin contar el aumento de la concentración, la memoria y el pensamiento crítico que la lectura aporta.

Algo que me gusta mucho de la lectura es que, a través de las historias y los personajes, los libros nos ayudan a entender y empatizar con las experiencias y los sentimientos de otras personas. Leer sobre las emociones y experiencias de los personajes puede aumentar nuestra capacidad para manejar nuestras propias emociones y relaciones interpersonales.

Además, los países que leen más libros por persona, en promedio, tienen unas mayores tasas de innovación, unos mayores niveles de ahorro y mejores condiciones socioeconómicas. No estoy refiriéndome a una relación de causalidad, solo digo que son países que viven con una calidad de vida alta. Los libros aportan a un mayor bienestar.

Como resultado de lo anterior, es fundamental promover y estimular la cultura por la lectura.

Claro, es un desafío, pero es posible con ciertas estrategias creativas y enfocadas. Por ejemplo, hacer uso de las neuronas espejo. Con esto quiero decir que, los niños aprenden observando a los adultos. Si ven a sus padres o maestros disfrutar de la lectura, es más probable que ellos también desarrollen ese gusto. Por eso, y muchos otros factores, la educación en casa es fundamental.

Para los adultos, hay ciertas formas de fijar metas alcanzables, como leer un cierto número de libros al mes o por año, lo que puede proporcionar una sensación de logro y motivación. O también participar en maratones de lectura, retos literarios o asistir a eventos literarios y ferias del libro puede hacer que la lectura sea más emocionante.

La magia de leer radica en su capacidad para enriquecer nuestras vidas de manera integral. Ya sea que busquemos conocimiento, entretenimiento, comprensión emocional o inspiración, los libros siempre tienen algo valioso que ofrecer.

Es Investigador Económico, con maestría en economía teórica, y profesor de cátedra en la facultad de economía de la Universidad de Los Andes.