David Mora.
David Mora, economista, magíster Economía del Desarrollo Metropolitano y Regional, analista económico y docente universitario.

El 28 de junio se cumplieron 50 años, medio siglo, de la tragedia de Quebrada Blanca ocurrida en 1974 sobre la Vía al Llano. Esta es catalogada la mayor tragedia vial de la historia de nuestro país, con la impresionante suma de más de 500 muertos, de los cuales, tan solo se lograron recuperar 27 cuerpos, lo que llevó a declarar la zona como camposanto.

Según diferentes versiones, la tragedia pudo ser evitada. Días antes del suceso, la vía tenía cierre preventivo debido a los deslizamientos. Además, el gobierno nacional por medio del Ministerio de Obras Públicas, junto al Ejército Nacional, habían utilizado explosivos para acelerar el derrumbe de la montaña sin lograr éxito.

El viernes del fatídico día, pasadas las 4 de la tarde, se juntó todo para que ocurriera una tragedia. En el marco de los juegos nacionales de Pereira viaja una delegación de los llanos hacia el evento deportivo. A la delegación se le permitió el paso, lo que generó molestia de los conductores que llevaban días represados en la vía. Los vehículos se abalanzaron a cruzar la vía sin autorización, se acumuló mucha gente y coincidió con el desplome de la montaña.

La magnitud del derrumbe fue tan grande que el estruendo resonó y se sintió a cientos de metros de distancia. En números, se estima un desprendimiento de material de alrededor de 750.000 metros cúbicos, suficiente para llenar cerca 225 piscinas olímpicas o cargar 45 mil volquetas doble troque. La extensión de la tragedia fue de 100.000 metros cuadrados, equivalente a 15 canchas de fútbol profesional. Los números reafirman que ha sido la peor tragedia vial de nuestra historia.

Tras la tragedia, los llanos quedaron incomunicados. En Villavicencio se sintió el desabastecimiento, el aumento de los precios de bienes y servicios y la quiebra económica. Los productos debían entrar y salir por vías, en muy mal estado, que prácticamente tuvieron que ser construidas para el flujo vehicular por Boyacá.

Han pasado 50 años de la tragedia y la vía sigue inestable, acumulando derrumbes constantes, cobrando vidas de inocentes y generando millonarias pérdidas económicas a todos los Llanos Orientales. Las pérdidas económicas reportadas por los diferentes gremios de los departamentos del Meta y Guaviare se estiman en más de $100 mil millones de pesos por cada día de cierre.

Lo único que ha cambiado es que la vía se concesionó desde 1994 al grupo empresarial más fuerte del país, el grupo Aval. El valor de los contratos de concesión 444 de 1994 con Covioriente, más sus múltiples otrosí, y el contrato 005 de 2015 con Coviandina suman juntos más de $9 billones de pesos a precios de hoy, sin contar el recaudo millonario de los costosos peajes. Esto ha facilitado la construcción de una importante vía en doble calzada que sigue en construcción.

Los contratos de concesión han hecho que la Vía al Llano se haya convertido en la vía más costosa de todo el país. Para recorrer 86 kilómetros de vía, un vehículo particular, por ejemplo el automóvil de una familia de turistas, debe pagar $625 pesos por cada kilómetro recorrido. Los buses y camiones con eje trasero de doble llanta o de hasta dos ejes deben pagar poco más de $1.500 pesos y los camiones de carga de tres ejes en adelante pagan desde $1.000 hasta $3.400 pesos por kilómetro recorrido. Así no hay economía que aguante.

Lo peor de todo, es que, según la respuesta que me dio el Ministerio de Transporte, los peajes de todo el país van a volver a aumentar antes del 31 de diciembre de 2024. El primer aumento fue del 13,1% en enero y el segundo será de al menos 9,3%, posiblemente en julio de forma “gradual o total”.

Además, los contratos de concesión no incluyen la atención, ni la estabilidad de los más de 170 puntos críticos en la vía. Esto quiere decir que el costo de los deslizamientos y derrumbes en la vía los asume el Estado; lo ancho para el privado y lo angosto para la nación.

Estabilizar los 55 puntos críticos reconocidos por el Ministerio de Transporte cuesta más de $1,2 billones de los cuales, el gobierno Petro se comprometió a atender de forma inmediata tan solo 16 puntos críticos por valor de $386.000 millones. Han pasado cinco meses desde la promesa y solo se han anunciado $272.000 millones para atender 5 puntos críticos. Al igual que los gobiernos anteriores, el actual gobierno también incumple sus promesas sobre la Vía al Llano. Esta es la cuarta que incumple. 

Lo que recuerda al maestro Manuel Orozco, quien en un hermoso poema llanero conmemoró la tragedia de Quebrada Blanca sentenciando:

“Pero todo ha sido adverso a la tierra de las garzas, que hoy recibe como pago indiferencia y nostalgia, cuando precisa una ayuda todos le dan la espalda, parece que se gozaran mirándonos en desgracia, el que tanto se le debe de esta forma se le paga. ¡República independiente somos en nuestra patria!”. (…) “porque el único culpable es el centro de mi patria que solo ha sido promesas y siempre la misma vaina”.

No cabe duda, la tragedia sigue viva. Se necesita voluntad política de orden nacional y presión social de orden regional para que ojalá, esta tragedia, nunca más se vuelva a repetir.

Adenda: La situación de los peajes en el departamento del Meta es tan indignante, que para el sábado 13 de julio de 2024 en el peaje Puente Amarillo ubicado en la vía, de menos de 15 kilómetros, que comunica a los municipios de Villavicencio y Restrepo se tiene programado un plantón exigiendo el retiro inmediato del peaje al ser considerado por la comunidad reunida en el Comité NO más peaje Puente Amarillo como ilegal. La próxima columna de opinión estará dedicada a esta importante vía regional.

Economista, Magister en Economía del Desarrollo Metropolitano y Regional, Docente Universitario y analista económico.