Todo comenzó con una alerta. Un líder político barranquillero, reconocido por comprar votos para elegirse, nos contó que en la empresa Globos Rumatex se hacían reuniones para cuadrar compra de votos en época electoral. 

El jueves 10 de marzo, dos periodistas de La Silla llegamos a eso de las seis de la tarde al lugar: a la calle 75 con carrera 72 de Barranquilla, en el barrio La Concepción, sobre una cuadra por la que no hay mucho tráfico y en la que son vecinas otras compañías medianas.

Ya habíamos averiguado -y luego lo verificamos con los registros de Cámara de Comercio- que Rumatex es propiedad del dirigente y exconcejal conservador Rubén Marino, padre del actual concejal del mismo partido, Samuel Marino. Ambos, dirigentes de una estructura política conservadora que ha sido aliada del grupo del senador Efraín ‘Fincho’ Cepeda.

A las afueras de la empresa había más o menos tres decenas de motos, y varios carros y camionetas, que comenzaron a parquearse sobre la acera y la calle justo cuando terminaba la jornada laboral del día.

En el lugar, había más de 100 personas. Una señora que se encontraba sentada sobre una moto, parqueada diagonal a Rumatex, nos contó que se encontraba allí acompañando a su hija, que iba a asistir a la reunión política y que los organizadores estaban pagando el voto a 90 mil pesos.

“Yo traje a mi hija que es la que conoce a los señores, sé que están dando 90”, dijo mientras se acomodaba a esperar a su familiar.

Minutos antes del arranque del encuentro, en momentos en que los asistentes hacían su ingreso bajo el ojo vigilante de un hombre de seguridad armado con lo que parecía un fusil, una patrulla de la Policía llegó a la puerta de la empresa.

El propio concejal Marino salió a atender a los dos policías, con quienes conversó algo que no alcanzamos a escuchar. Luego, Marino se rió y dijo en voz alta:

“¡Bueno, espero que salgan a apoyarme el domingo!”.

A las 6 y 13 de la tarde, en una camioneta Toyota de alta gama color negro y publicidad de Álex Char en la parte trasera, llegó al lugar el diputado charista Gonzalo Baute, de quien fuentes conocedoras de la movida política en Barranquilla dicen que es “el nuevo ‘Oso Yogui’”.

Lo anterior en referencia al así apodado Héctor Amarís, el otrora mandadero y amigo de rumbas de Char que fue señalado por la excongresista Aída Merlano de ser cómplice de la supuesta corrupción electoral del exalcalde.

Una vez ingresó Baute, se dio inicio al evento en el que el concejal Samuel Marino dijo las siguientes palabras que pudimos escuchar:

“Préstenme atención sobre el trabajo que van a hacer, el trabajo de ustedes consiste en supervisar a los líderes, a ustedes se les va a entregar una lista, unos tarjetones acrílicos, y ustedes son los que van a recibir a cada líder y a sus votantes. Vigilen, supervisen, controlen, quién está haciendo un trabajo serio con nosotros y que sepan que la gente sepa por quién votar”.

Enseguida, el cabildante reveló cuántos votos piensa poner su estructura para Char y el senador conservador Fincho Cepeda, y pidió a los asistentes ayudar a garantizar que esos apoyos salgan:

“Cuarenta mil y pico de personas tenemos comprometidas a votar, ustedes tienen que supervisar que marquen los tarjetones y que pidan el del Equipo por Colombia”, le escuchamos asegurar al concejal Samuel Marino.

Acto seguido, Marino, que estaba hablando por un micrófono, presentó y pasó la palabra al diputado charista Gonzalo Baute.

Baute recibió el micrófono, arrancó con un grito de “¿cómo estaaaamos?” y saludó en nombre de su padrino Álex Char, así:

“Ustedes juegan un papel fundamental. Ustedes son como un filtro, y eso es un privilegio que les ha entregado esta organización política. El mensaje de Álex Char es esforzarse. Si nos esforzamos, nos irá bien. Tenemos la posibilidad histórica de tener un presidente barranquillero. Los equipos que juegan de local tienen que ganar y Álex tiene que ganar en Barranquilla. Aprovechemos la oportunidad que Dios nos ha entregado”.

La gente aplaudió. Y Baute se retiró del lugar casi enseguida. Tras lo cual el encargado de la seguridad lo acompañó al carro y volvió a revisar la calle, como chequeando que todo estuviera bien.

Marino retomó la palabra para explicar en detalle la tarea de los supervisores que vigilarán a sus líderes.

Gonzalo Baute saliendo de la empresa Globos Rumatex y atrás un hombre con arma larga.

Según lo que le oímos decir a Samuel Marino en la reunión, la idea es que cada supervisor llegue a las 5 y media de la mañana del domingo a la casa del líder barrial que le sea asignado, para acompañarlo desde esa hora en el puesto de votación a recibir a sus votantes y vigilar desde el primer momento que los líderes cumplan con la votación comprometida.

(Normalmente los mochileros obligan a quienes les van a vender su voto a que inscriban sus cédulas para votar en un mismo sector o puesto de votación, por eso tienen claro a quiénes deben esperar).

Una vez allí, en palabras de Samuel Marino, el supervisor debe montar en los alrededores del puesto de votación un “comando ambulante”, al cual el líder debe llevar a cada uno de sus votantes.

“Ustedes se tienen que mover, eso se llama un comando ambulante, ustedes se mueven para donde está el líder, no solamente es resaltar, sino ponerlos a ellos a que marquen, aquí se trata es de que marquen bien”, dijo Marino.

Lista en mano, el supervisor deberá tachar el nombre y la cédula del votante en una lista y asegurarse —dándole un ejemplo en el tablero acrílico— de que éste sepa por quiénes debe depositar su voto.

El concejal Marino aseguró que los votos de la organización son para Char en la consulta presidencial y a Congreso para los conservadores: Fincho Cepeda al Senado y Armando Zabaraín a la Cámara.

¿Saben cuál es el número por el que tienen que votar a la Cámara?

Y la gente en coro:

¡El 101!

¿De qué partido?

¡Conservador!

¡¿Y a Senado cuál es el número?!

¡El 1!

Se repite la estrategia

Ya en 2018 los Char se habían aliado por debajo de la mesa —para evitar la doble militancia— con algunas estructuras de otros partidos a los que financiaron a cambio de votos al por mayor. Ese fue, por ejemplo, el caso de su alianza electoral con la también conservadora Aída Merlano, que contamos en su momento en La Silla.

Esta vez, han profundizado la estrategia haciendo de eso casi la regla y no la excepción, según nos aseguraron un político del corazón charista y un dirigente que ha tenido alianzas con ellos. Por ejemplo, para el domingo el grupo del concejal liberal Freddy Barón apoyará la lista charista de Cambio Radical.

Así, de alguna manera, los Char renunciaron a manejar directamente parte de su propia maquinaria y han delegado para esta elección la consecución de los votos, lo que dificulta seguirle el rastro a cualquier práctica electoral inusual o cuestionada de parte de ese clan.

Con esta estrategia, y con la presión a los empleados que trabajan por contrato en entidades que controlan los Char en el Atlántico, como la Secretaría de Obras Públicas, para que consigan votos, la campaña del exalcalde espera demostrar su poderío en el Caribe en una campaña en la que los también precandidatos costeños David Barguil y Gustavo Petro se están disputando la región.

Los detalles de la operación de los líderes de la maquinaria el domingo los explicó Marino:

“Tendremos 650 personas en la calle supervisando el trabajo que van a hacer los líderes. Ustedes tienen que ser más vivos que los líderes, si algunos de ellos tiene una política sucia, o sea que esté votando por otro candidato, repórtenlo. Hay un incentivo para la persona que detecte eso. Si eso pasa, ustedes se van p’al baño, nos llaman y en 15 minutos estamos allá… Ustedes saben que la plata corrompe, que la plata daña, que la plata no tiene corazón”.

Después, a los asistentes se les hizo un simulacro de votación con los tableros acrílicos y se les entregó, a cada uno, diez mil pesos para el transporte, con la promesa de recibir 90 mil pesos más el domingo por su labor.

“Cuando el líder cumpla con los votantes que tiene que poner, ustedes se van con él a una dirección que él les va a dar y allí va y le cancelamos inmediatamente los 90 mil”, concluyó Marino tras hora y media de reunión.

Al final, les entregaron unos kits electorales con un tablero acrílico, unas muestras de los tarjetones de Senado, Cámara y consulta de la derecha, y publicidad de Char y del Partido Conservador.

Kit electoral entregado.

Los asistentes, entre quienes vimos a mototaxistas y gente joven con pinta de estudiante, muchos provenientes del popular barrio Ciudadela (el que queda junto al estadio Metropolitano), salieron a montarse en su moto, a coger su bus o, en menor proporción, a subirse a su carro, con su tarea recibida.

“Imagínate uno llegar a las 5 de la mañana donde un líder y que le salga a uno con un machete”, nos dijo un mototaxista, riéndose de la instrucción de aparecerse temprano donde su futuro vigilado.

“Yo lo que voy a hacer es llamar al líder antes para que sepa que voy a llegar”, nos comentó un muchacho que dejó que le tomáramos foto a su kit electoral.

“Hijueputa, ahora cuidado me voy a gastar los cien mil en ron”, le oímos decir a una muchacha.

El concejal Marino partió del lugar en su lujosa camioneta color blanco.

Las respuestas de los protagonistas

Antes de publicar esta historia, escribimos al jefe de prensa de la campaña Char, al diputado Gonzálo Baute, al concejal Samuel Marino y a los congresistas Fincho Cepeda y Armando Zabaraín, para conocer su versión de lo que La Silla Vacía vio y escuchó directamente.

El concejal Samuel Marino inicialmente dijo que no tenía idea de la reunión. Cuando le contamos que habíamos estado en el evento respondió que no entendía la “imputación” de que se tratara de una compra de votos y agregó que “ante la complejidad de tantos tarjetones para consultas presidenciales, cámaras territoriales, afro, circunscripciones especiales, se hace necesario enseñar al votante, mediante didácticas, a votar”.

El representante conservador Zabaraín reconoció que los Marino votan por él, pero aseguró desconocer sobre la reunión y la operación de entregarle a supervisores 100 mil pesos por vigilar a los líderes: “Me coges de sorpresa. Lo reconozco (a Rubén Marino) como un empresario serio, transparente, tengo la mejor impresión de él. Lo otro no sabría decir. Sería un acto de corrupción porque la compra de votos es un delito. Yo no podría compaginar con algo que sea ilegal”.

Mientras, el diputado charista Baute respondió: “Yo llegué porque me invitaron a promocionar el nombre de Álex en una reunión, pero yo no vi esa vaina”, en referencia al relato de lo que pasó antes de que él se fuera. Luego, pidió que esperáramos a que organizara mejor sus ideas para dar una respuesta y aseguró que volvería a llamar, pero al momento de publicar no lo había hecho.

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Fue periodista de historias de Bogotá, editora de La Silla Caribe, editora general, editora de investigaciones y editora de crónicas. Es cartagenera y una apasionada del oficio, especialmente de la crónica y las historias sobre el poder regional. He pasado por medios como El Universal, El Tiempo,...

Soy el periodista que cubre las movidas de poder en el Caribe en La Silla Vacía. Estudié Comunicación Social y Periodismo en la Universidad del Norte. Gané el premio Simón Bolívar a la mejor noticia del 2023 y el premio de periodismo de Economía Creativa de la Deutsche Welle en 2017. También...