El alcalde Alejandro Eder y el general William Salamanca durante una reunión en abril. Foto: Alcaldía de Cali

Una maleta abandonada o una moto mal parqueada han sido suficiente para activar las alarmas en Cali. En las últimas dos semanas, varias calles han sido acordonadas y agentes antiexplosivos se han arriesgado para descartar amenazas de bomba, que han resultado en falsas alarmas. 

La tensión y la atención aumentan, mientras avanzan los preparativos para la COP16, la cumbre de biodiversidad más importante del mundo, que desde el gobierno se bautizó con el lema de “Paz con la naturaleza”. El evento sigue firme, a pesar del acecho de las disidencias en zonas aledañas y de las dudas de diversas voces reconocidas en el país. Sin embargo, la COP que tiene como lema “paz con la naturaleza” va a tener que realizarse en medio de un conflicto que bordea a la capital del Valle. 

Con el respaldo de la ONU, la fuerza pública y la Alcaldía de Cali definieron los lineamientos de la estrategia de seguridad para el evento, que espera albergar alrededor de 12 mil visitantes internacionales, y tendrá los ojos de cientos de periodistas extranjeros encima. 


Cali espera la COP en una tensa calma 

El martes, cerca al edificio de la Gobernación del Valle, una persona alertó a las autoridades al ver un maletín que fue abandonado sobre su moto. La Policía cerró la calle y revisó el contenido del paquete, que tenía en su interior documentos de tránsito. Una historia similar sucedió el 24 de junio, cuando un perro antiexplosivos olisqueó una moto que estaba parqueada cerca a la Base Aérea. 

Fueron falsas alarmas, pero se convirtieron en noticias virales. Por estos días, todas las maletas y las motos que no tengan dueño aparente están bajo sospecha. “Lo que está pasando nos parece muy positivo, la comunidad está acudiendo a informar oportunamente a la Policía”, dijo el coronel Germán Manrique, subcomandante de la Policía Metropolitana de Cali.

La capital del Valle atraviesa un periodo de tensa calma. Hay una reducción en los principales indicadores de seguridad, pero persiste la preocupación por los constantes atentados en su municipio vecino, Jamundí. Los homicidios bajaron 17% este semestre, con 86 asesinatos menos respecto al mismo periodo de 2023. Otros delitos, como el hurto, también bajaron. 

Con el aumento de pie de fuerza para la COP16, lo más probable que los indicadores sigan mejorando. Pero, la atención sigue puesta en las disidencias del Bloque Occidental del Estado Mayor Central y en su frente Jaime Martínez. En abril, un carrobomba fue detonado el barrio Nápoles y el mes pasado una motobomba dejó a una persona muerta en Jamundí. 

Recientemente, no han vuelto a ocurrir hechos similares en Cali, pero los armados siguen haciendo ruido a través de panfletos y banderas. Esta semana fue el ELN que dejó una de sus insignias en el oriente de la ciudad, como recordatorio de sus 60 años de existencia.

“En Cali no hay presencia del ELN, pero hay personas adeptas a su ideología que ha instrumentalizado habitantes de calle para ubicar ese tipo de elementos, que no representan más allá de lo que son”, dijo el subcomandante Manrique.

La inminencia de la COP16, el evento internacional más grande que ha hospedado Colombia, no admite descuidos. Por eso, mientras las autoridades políticas dan un parte de tranquilidad a la opinión pública, la Policía arrecia los operativos para controlar la amenaza. 

“Desde la óptica civil, los alcaldes y la gobernadora, se da un parte de tranquilidad con respecto a valorar el riesgo. Han sido muy precavidos en alertar a la comunidad”, dijo Iván Carvajal Hurtado, consultor en seguridad e Inteligencia y asesor de la Alcaldía de Cali. “Sin embargo, cuando uno ve la acción de la fuerza pública y el dispositivo de seguridad, ve que hay un cierto grado de riesgo porque es una estrategia bastante robusta”, agregó.  

Para Carvajal, el riesgo no llega a ser extremo, pero sí es medio-alto: “Es una amenaza con la capacidad y la voluntad de hacer daño. Un evento internacional de esa categoría les daría a las disidencias un parlante hacia el mundo de que están vigentes y tienen capacidad”. 

El optimismo merma los decibeles de las alarmas que se han hecho desde diferentes sectores. Hay un consenso colectivo para que la COP sea un éxito, lo que deja sin eco a las voces más pesimistas. Sin embargo, tanto la Defensoría como la Procuraduría han hecho llamados a los organizadores para que tomen medidas y las informen oportunamente.

“Es un hecho notorio el agravamiento de las condiciones de orden público en el Valle. Creemos que el asedio de los grupos al margen de la ley podrían suponer un riesgo serio que hay que considerar de cara a la COP16”, le dijo a La Silla Gustavo Guerrero, procurador delegado para Asuntos Ambientales. 

El ente de control hizo requerimientos al Ministerio de Medioambiente y al de Defensa para que remitan información sobre los preparativos de la COP y les pidió un plan de contingencia. “Ha faltado información clara para el público y para los organismos de control. La Procuraduría desconoce cuáles son las acciones que se han coordinado desde el gobierno nacional”, concluyó Guerrero.

El candado para mantener la paz de la COP16

En la Mesa de Seguridad tienen asiento el Departamento de Seguridad de la ONU, el Ministerio de Defensa Nacional, el Ministerio del Medio Ambiente, la Policía, el Ejército y miembros del gabinete de las alcaldías de Cali, Yumbo y Palmira. 

Allí se priorizaron siete componentes: la seguridad de la zona de negociaciones, o Zona Azul, en el Centro de Eventos Valle del Pacífico; las rutas por donde pasarán las delegaciones; las zonas hoteleras; la zona pública del evento o Zona Verde, en el centro; la Zona Naranja, en el sector gastronómico y hotelero del oeste; los aeropuertos, principalmente el de Palmira; y las caravanas de las delegaciones. En síntesis, son tres zonas clave con sus respectivas rutas de acceso. 

La batuta en la Zona Azul estará a cargo de la ONU, que tendrá licencia diplomática para operarla a cabalidad. Los demás sectores estarán a cargo de las autoridades locales y nacionales. El designado por parte de Naciones Unidas para supervisar la seguridad del evento es el italiano Darío Conte, jefe de seguridad de la Cepal. Por su parte, el encargado de la estrategia en Colombia es el general William Castaño, director de los Carabineros de la Policía. 

Castaño informó sobre la creación de subgerencias para cada componente del plan y otros dos estamentos: el Centro Operacional de Fusión de Inteligencia y el Puesto de Mando Unificado, que se instalará el 11 de octubre. 

En total, se espera que Cali pase de 6.300 a  11 mil policías de aquí a octubre. La Alcaldía también anunció la llegada de 14 nuevos pelotones del Ejército, que no permanecerán en Cali, pero sí en municipios cercanos como Jamundí, Pradera y Florida. 

“Tenemos un plan específico para la COP16, pero también un despliegue pensando en el antes, durante y después del evento”, dijo el secretario de Seguridad, Jairo García. “Hemos hecho un trabajo con el gobierno, la Gobernación y las demás alcaldías. La meta es mejorar las condiciones de seguridad en Cali en todos los indicadores de seguridad ciudadana y con resultados en los temas de orden público”, agregó. 

La plata para la manutención de los uniformados, alrededor de 40 mil millones, va por cuenta del gobierno nacional. De hecho, la semana pasada el presidente Petro dio la orden de blindar la ciudad. “Le pido general Salamanca que, de acuerdo con los protocolos mundiales en este tipo de eventos, se empiece a construir desde ya una zona candado que permita absoluta seguridad en el desarrollo de la COP 16”, dijo.

De acuerdo con una fuente al interior de la Alcaldía que ha estado al tanto de los preparativos de la COP, quien pidió no ser citado por no ser vocero autorizado, todavía no está claro a qué se refería el presidente con “Zona Candado”. “Lo que tenemos claro es que vamos a hacer con los refuerzos que llegan. Lo que el presidente tiene en mente no lo conocemos”, dijo. 

Sin embargo, para el secretario García, el “plan candado” se refiere a los 5 mil policías adicionales que van a llegar a Cali. “Agradecemos al gobierno nacional la disposición y el mensaje de reconocer la importancia de la reducción de la violencia en Cali. Es una relación con resultados muy concretos”, dijo el secretario García. 

Por el lado de la Gobernación, Dilian Francisca Toro anunció que se está tramitando la adquisición de un lote de la Sociedad de Activos Especiales para instalar un batallón de alta montaña en la zona rural de Jamundí. La semana pasada la gobernadora ya había dicho que están evaluando la compra de dispositivos antidrones, para dotar a la fuerza pública en ese municipio.

El pasado fin de semana hizo presencia en el Valle el Comando Sur de Estados Unidos y su comandante, Laura Richardson. En las aguas de Buenaventura estuvo un portaaviones gringo y hubo operaciones conjuntas con la Armada colombiana. Richardson se reunió con la gobernadora Toro y el alcalde Eder en el hotel Intercontinental y hubo promesas de colaboración en diferentes temas, entre ellos la COP, pero no se anunció nada concreto.

La COP está firme, pero la duda se mantendrá hasta el final

Aunque el riesgo es innegable, las seis fuentes consultadas por La Silla Vacía dan como un hecho que el evento se va a llevar a cabo en Cali y desmienten rumores que hablan de mover algunos de los eventos a Bogotá. 

“El alcalde y el gobierno nacional han sido muy claros. Hasta ahora la COP16 se realiza en Cali”, dijo el secretario García. Agregó que en ninguno de los escenarios donde se discute el tema de seguridad se ha considerado la posibilidad de trasladarla. 

La revista Cambio le hizo la misma pregunta al alcalde Alejandro Eder. “Cambiar la sede de la COP16 no se hace así no más. Por ejemplo, en 2015 la COP fue en París, un mes después de los ataques terroristas de Bataclan, un hecho más complejo”, respondió el alcalde. 

El equipo del Ministerio de Medioambiente le respondió a La Silla que se podrían realizar algunos eventos previos en Bogotá por “un tema de capacidades”, pero negó la posibilidad de trasladar programación por motivos de seguridad. 

Por su parte, la Cancillería dio una versión similar: ““Cali será la sede principal de la COP16, pero teniendo en cuenta de que se trata de un evento de alcance global, tanto gobiernos como sociedad civil y otras organizaciones pueden decidir realizar eventos previos o paralelos en otras ciudades”. Agregó que, de manera preliminar, la ONU espera la asistencia de más de 8 mil delegados.

“Si se hace en Medellín, Bogotá u otra ciudad el riesgo cambia, pero va a estar presente por el contexto del país”, opinó Erwin Norza, consultor internacional en seguridad y antiguo Jefe del Grupo Ciencias del Comportamiento Forense de la Dirección de Investigación Criminal. “Así como hay un riesgo, hay cuerpos de seguridad con altos niveles de resiliencia y capacidad de respuesta para neutralizar acciones de grupos armados”, agregó. 

Aunque la COP se mantiene firme en Cali, cualquier atentado en los próximos meses o durante el evento podría sabotear su éxito. Por eso, desde otros sectores plantean posibilidades distintas a la confrontación para garantizar la calma en la cumbre mundial. La gobernadora del Chocó, Nubia Córdoba, planteó buscar un cese al fuego.

“Yo creo que se puede proponer un gran pacto nacional en el marco de la COP”, dijo la gobernadora Córdoba.  “Nos puede servir para presentar una propuesta de cese, para que se detengan las hostilidades y podamos aprovechar lo mejor posible esta presentación de Colombia ante el planeta”, agregó. 

“Ojalá se valore esa herramienta para efectos de una paz temporal”, dijo el consultor Iván Carvajal. “Podría ser útil, pero el gobierno está negociando con delincuentes sin un ápice de ideología que los avale como negociadores políticos”, agregó. 

La propuesta de Córdoba aún no ha sido discutida por los encargados de la organización de la COP. A priori, parece difícil, por el curso que ha tenido el conflicto en los últimos meses y el tono que ha tomado la discusión. 

El alcalde Alejandro Eder, por ejemplo, hizo un llamado a retomar los bombardeos aéreos y diferentes sectores gremiales y políticos de la región, liderados por la gobernadora Toro, le pidieron una cita al presidente Petro para discutir la seguridad del Valle, que se ha deteriorado en los últimos años. La última vez que vino a Cali el presidente fue en mayo, en su gira “Gobierno con los Barrios”.

Por su parte, el ministro de Defensa Iván Velásquez, ha rechazado la posibilidad de retomar el cese al fuego y lanzó a finales de junio la “Misión Cauca”, una avanzada militar y social para aporrear las disidencias militarmente e interrumpir su interacción con las comunidades en Cauca y Jamundí.

Faltan tres meses y medio para que arranque la COP16 en Cali. Mientras sus negociaciones buscarán la “Paz con la Naturaleza”, la guerra en el suroccidente amenaza.

Una versión de esta nota la puede escuchar en este episodio de Huevos Revueltos con Política.

 

Soy el periodista de La Silla Vacía en el Pacífico. Estudié periodismo de la Universidad de Antioquia. Crecí en el periodismo universitario y cofundé el medio de comunicación La Vuelta, enfocado en periodismo para juventudes. Ahora cubro el poder en el Valle del Cauca y la región Pacífica.